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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

15-06-2011

 

 

 

 

Mujica ante el Terrorismo de Estado se sacó la caretita.

SURda

Nuestra opinión

Hacer la crónica de los sucesos uruguayos a través de los medios de comunicación es un poco hacer la historia política de los disparates. Y seguir las palabras, los argumentos y los gestos de personajes políticos que deberían considerarse serios, responsables y veraces es recorrer el sendero de las contradicciones evidentes.

¿Puede alguien creer que las mismas jefaturas políticas que durante 6 años no pudieron concretar un proyecto de ley que anulara la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, puedan ahora desandar el camino de la concentración agraria que recorrieron a plena conciencia y volcarse contra la extranjerización de la tierra? ¿No hay en estas suposiciones que otros pretenden convencernos algo que suena evidentemente a irrealidad?

Y, sin embargo estimado lector, así lo afirma muy suelto de cuerpo el senador Agazzi, ex –ministro de Agricultura, en el periodo final, antes de las últimas elecciones y durante todo el trecho subsecretario a las órdenes del que ahora es el Presidente. Agazzi, es el mismo Agazzi que el 19 de mayo se paseaba por los corredores legislativos diciendo que “iba a venir la orden” de que el diputado Semproni, se sometiera a la disciplina frentista acordada por la bancada y votara por el proyecto de ley común. La orden nunca vino, Semproni votó como votó, y Agazzi y su credibilidad naufragaron estrepitosamente. Ahora vuelve a las andadas con el tema del impuesto agrario para infraestructura rural.

El tema de las inversiones extranjeras es el alfa y omega de los gobiernos. Lamentablemente, también en él han caído ciertos “progresismos” gobernantes en América Latina. Creen esos gobiernos que de esas inversiones vendrá el desarrollo. No vendrá y se lo dicen muchos y por eso una serie de “progresismos” gobernantes –desde Ecuador a Bolivia- están en conflictos muy serios con las bases sociales que los votaron creyendo que cambiaban algo. Habrá a lo más un crecimiento que dará vida momentánea a las regiones donde estén los yacimientos, o los recursos a explotar. Pero el estado debe darles garantías (reducirles los impuestos y toda carga impositiva), debe además financiar la infraestructura (caminos, carreteras y puentes), debe también poner los puertos (si es posible, preferentemente francos) desde el cual o los cuales, las empresas puedan exportar. Todo lo demás es actividad económica subsidiaria, de márgenes de ganancia despreciables que pueden estar en manos de los nativos. Artigas Barrios (intendente de Rocha) señalaba, recientemente, que el puerto maderero planeado en Rocha daría trabajo -luego de su construcción- solamente a 19 personas y por eso optaba la Intendencia por mantener los camiones que dan trabajo a muchas más personas (Brecha, edic. 10 de junio del 2011 págs. 6 y 7).

Pero una cosa es mantener infraestructura vial para transportar ganadería y otra es mantener caminería para sostener el tráfico de la madera o de la soya. Se trata de volúmenes importantes de peso, que transitan constantemente y en consecuencia arruinan la infraestructura que existe. El impuesto propuesto proporcionará solo 60 millones de dólares. Como según los criterios conocidos y aceptados por todos, el kilometro de carretera cuesta 10 millones de dólares, el estado podrá construir solo 6 kilómetros por año. En consecuencia habrá que recurrir al préstamo internacional para afrontar la tarea. Y eso nos deja la deuda a nosotros los contribuyentes. Así que el principio de “el que rompe paga” no funcionará de ninguna manera. Esas son frases que se dicen por nuestros políticos, para después darnos las sorpresas y los batacazos. Los crédulos, o los giles, somos nosotros.

El impuesto no limitará la concentración de tierras, como dice Agazzi, dirigente del MPP, por tanto hombre importante de la principal fracción parlamentaria del gobierno Mujica. Estamos hablando de capitales que compran tierras a precios más que convenientes de acuerdo a sus criterios y se trata de verdaderos gigantes financieros. Y este señalamiento deberá llevarnos a otro.

¿Porqué Mujica lanzó su propuesta (que empezó siendo radial)? ¿Lo hizo acaso porque es un hombre “que piensa en voz alta” como quieren hacernos creer algunos comentaristas? ¿Se debe acaso porque “el hombre es como es y nadie podrá hacerlo cambiar” como insinúa el “lechon” Legnani en La República? ¿Se trata acaso (lo dice Jorge Brovetto, presidente del Frente en ejercicio) “de que tiene una característica muy especial, tiene una habilidad casi única en marcar la agenda, en temas centrales para el país”? Todas estas afirmaciones de hombres supuestamente serios y responsables, son meramente fraseología sin contenido, fórmulas ingeniosas para salir del paso, tonterías y afán de adular.

La verdad es que Mujica, un carácter errátil, un improvisador que no planifica nada, estaba en el brete de los sucesos que, el 19 de mayo, lo dejaron “pegado” como nunca antes en toda su vida política. Mujica ante el Terrorismo de Estado se sacó la caretita. Demostró que entre el pueblo asesinado y los criminales, violadores y torturadores, eligió bando. De Mujica el bonachón, el tío bueno, la figura venerable que “anduvo de pistola al cinto” no podemos esperar Justicia. Ni Justicia ni Verdad.

Y no podemos tampoco esperar que tome medidas de gobierno serias que limiten la concentración agraria, limiten la extranjerización de la tierra, estimulen el asentamiento rural, desarrollen formas alternativas de cooperación agraria y el resto del discurso presidencial. Recientemente Mario Acosta (ver Brecha del 10 de junio del 2011) señalaba el tema: “ Acá la ley (Instituto de Colonización) ha sido poco y mal usada, se reparte la tierra entre amigos, por criterios partidarios, una cosa moribunda. En el periodo de Batlle se repartieron 1000 hectáreas, algo ridículo. En el periodo de Vázquez fueron 45 mil. Mujica garganteó de gusto que iba a repartir 250 mil, pero no hay posibilidades”. Mario Acosta, agrónomo, asumió salvar Cololó, “2 mil hectáreas de las mejores tierras del país, con infraestructura, con cultura de trabajo colectivo….con una deuda de un millón de dólares”. En el otro extremo, la explotación ganadera, William Yohai, nos ha dejado -en dos artículos- una visión complementaria del problema. Mario Acosta resumirá su visión así: …”Si es verdad que hay interés en desarrollar el país con su gente y asumir ese otro país, parte de mi dolor es que en seis años de gobierno de izquierda eso no se nota”. Y culminará: “Del lado del gobierno de izquierda que yo voté es un saludo a la bandera, no hay capacidad de decir no, vamos a regular, vamos a limitar, vamos a ver que están haciendo”. Cuando Yohai en el primero de sus artículos hacía el resumen de sus discusiones con el representante (era Agazzi) del ministerio y sus cálculos sobre los campos de suelo basáltico, se llegaba a la misma conclusión. Agazzi afirmaba la existencia de una renta ridícula, que el propietario obtenía con creces, arrendando los campos.

Mujica , es hombre errático, de picotazos, da uno acá y no lo concreta, da otro allá y tampoco es capaz de reunir los equipos humanos que lo hagan posible, da otro más allá y, finalmente, no concreta nada. Ni él, ni el grupo que lo secunda desde el MPP. Mucho menos en las otras fracciones que integran el gobierno. Están para el macro, la macro-economía, las grandes líneas que fija la Ley de Inversiones extranjeras. Con eso creen salvada su responsabilidad, muestran las cifras del Producto Bruto Interno y se hace la propaganda glorificadora gubernamental.

Mientras tanto en el espacio, o intervalo de lo que dejan de lado,…suceden cosas. El incidente del video, la visita a Dalmao, las expresiones del 18 de Mayo (al palco de las víctimas y familiares lo dejaron sin parlantes para que no pudieran escuchar los dislates presidenciales, cuestión que fueran realmente “convidados de piedra”) llevaron a los militares a un protagonismo que no esperaban. Es Mujica el que sembró estas semillas, es Mujica el que los lanzó al protagonismo. Y se cumplen todas las afirmaciones que hizo Licandro. El cuerpo de oficiales superiores del Ejercito no ha sido modificado, siguen con la vieja mentalidad de la dictadura, ahora hasta hablan de que les dan “tacho judicial” (obsérvese la figura y reflexiónese sobre la misma) porque son incapaces de comprender las diferencias que existen entre el tacho donde practicaban el “submarino” y las formalidades y garantías de un proceso judicial. Es gente que no comprende, que no quiere comprender, el significado de la palabra estado de derecho y democracia.

En consecuencia salieron a mostrar la hilacha reaccionaria que perdurará hasta que sean extirpados de raíz los viejos hábitos que adquirieron. La sentencia de prisión del coronel (r) Tranquilino Machado fue la mecha inicial. Cierto coronel (r) José Carlos Araújo sale a hacer declaraciones reuniendo las representaciones del Centro Militar, del Circulo Militar, del Centro de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas (Corfa) y el Foro Libertad y Concordia (ver Búsqueda, 9 de junio del 2011, pág 5). Meramente que esos centros de oficiales estén asociados al Foro Libertad y Concordia es de una gravedad que debería llamar a la reflexión a la ciudadanía toda. Mas que justificaría su clausura inmediata y la pérdida de la Personería Jurídica así como el procesamiento de sus principales autoridades.

Inmediatamente después, 8 generales activos de los 16 que tiene el país fueron a visitar al procesado a la Guardia de Coraceros donde esta preso, para expresarle su solidaridad. La lista de los mismos (ver La República, edición del domingo 12 de junio del 2011) no deja lugar a dudas de su peso e influencia en ciertos ámbitos de formación de los jóvenes oficiales. Fueron los jefes de las Divisiones I y III, el Jefe de la Casa Militar de la Presidencia, el director del Instituto Militar de Estudios Superiores y director del Instituto Militar de las Armas y Especialidades, el director de Sanidad Militar, el comandante de Logística y el antiguo jefe de la División I, actualmente sin destino por haber sido destituido en los momentos previos al 19 de Mayo.

Todos ellos fueron a expresar su solidaridad colectivamente (cuestión expresamente prohibida) al procesado por el Juez Penal del 3r. Turno, Ruben Saravia, por “el homicidio muy especialmente agravado” del estudiante Ramón Peré. Peré fue asesinado cuando los estudiantes y la población del país manifestaban su rechazo y repudio a la dictadura que inauguraba Bordaberry. El Juez rechazó la tesis de “legítima defensa” porque la reconstrucción y los testigos descarta la tesis de un enfrentamiento y expresa: “Los referidos estudiantes no acostumbraban a usar armas, estaban en desacuerdo con el uso de armas, y en la oportunidad salieron desarmados” (otra vez La República, pero del sábado 11 de junio del 2011).

Todo esto es un ejemplo de las consecuencias que dejan las políticas erráticas del Presidente de la República. Por esas políticas que son la conciliación con las Fuerzas Armadas manifestada claramente en la votación del 19 de Mayo, lo que se quiso evitar, finalmente, igual se produce. Pero ahora en un nivel superior de desobediencia y de desacato. Esto que ahora habrá que sancionar, son la consecuencia de la política de los picoteos, de no estudiar a fondo los problemas. Aquí naufragan los argumentos justificativos de sus diálogos a escondidas (y en plena democracia) para “escuchar” a los que se desconfía. No está ante cadetes a los que no hay que cargarles las mochilas de otros. Esta ante oficiales superiores que cargan a conciencia esa mochila del crimen sin importarles la carga. Hombres que tienen la responsabilidad de formar en las escuelas a los futuros oficiales superiores y defender muy especialmente los valores democráticos de los que abjuran. Súmese a esto la existencia en filas de hijos, sobrinos, nietos de los criminales que se alojan en Domingo Arena. Recuérdense los argumentos de Licandro.

Esta es la demostración más palpable de que se equivocó. De que cometió un error fundamental. No hay motivos para apoyar a este presidente sino críticamente. Examinar con mucho cuidado los pasos que da y sus posibles consecuencias. Este hombre, ya lo hemos señalado en otros momentos en SURda.se, paulatinamente va –por sus propias acciones- cayendo en el desprestigio. Dijimos también que “este no su final, sino el comienzo de su final” y señalamos - y nos afirmamos aún más en vista de los hechos- que le faltan “varias canalladas más”. Lamentablemente nuestros vaticinios se van cumpliendo. Lo cual no nos causa ninguna clase de alegría. Porque personajes como estos reducen la democracia incipiente y limitada que tenemos, duramente conseguida con la lucha de todos, en una ópera bufa de la cual nuestra generación tiene cabal conciencia en lo termina engendrando finalmente.

 

 

 

 

 

 
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